Hablan de la fría Pamplona pero asociándola, sin embargo, a cálidos recuerdos, de esos de besos, deseos y miradas furtivas entre mujeres y ventas.
Cuentan que apenas algo ha cambiado.
Cuentan, que también entonces se trabajaba duro. Mucho, quizás demasiado. Pero nadie hablaba entonces de jornadas completas ni convenios precarios. Sonríen, y dicen que se trabajaba por apenas tres mil de nuestras antiguas pesetas. Y ahorraban cada peseta para así sumar un duro. Y gastarlo, después, en un cine en el que caerían rendidos. Pero no entre sus brazos, sino entre los de Morfeo, quien cada fin de semana rendía sus cuentas.
Y finaliza recordando, nostálgica, cómo ella también esperaba, ansiosa, la llegada de cada viernes, y con éste, el momento en el que, al fin, pudiesen volverse a reunir.
Y, susurrándome, me hablo. Preguntándome si quizás, todo esto no sea más que una broma macabra que pretenda hacerme sonreír, con los años, de forma nostálgica mientras recuerde la fría y cálida Pamplona.
Plaza del Castillo, Pamplona |
1 comentario:
en esta vida siempte se espera algo ...hacer la comunion ,la primera empalmada ,la mayoria de edad ,una boda ,el termino de un embarazo .....tu ahora esperas el viernes con ansiedad pero que eso no te distraiga para aprovechar dia adia y minuto a minuto la vida pues es corta y si no nos perdemos muchas cosas bonitas en el camino.con amor todo se lleva mejor .un beso que eres muy joven y tienes toda una vida por delante ...no te agobies
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