Casi sin darnos cuenta, y por extraño que parezca, llegamos al aeropuerto de Doha, en Qatar. Es una aeropuerto pequeño, pero mayor de lo que esperábamos. Muchos conocidos nos habían puesto en preaviso de lo pequeño que era, los pocos servicios que ofrecía, y lo largas que se auguraban las 7 horas de escala que nos esperaban. ¿Fue tan malo?
¡Averígualo!
¡Averígualo!
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