Hoy es el cumpleaños de mi papá alemán. ¡Qué dilema! ¿Qué le regalo? Que le guste y a poder ser barato...
Después de pensarlo unos días, una idea empezó a coger forma en mi cabeza. La casa está llena de bebida de todo tipo (aunque sobre todo de vino) y hablando un día me dijo que conocía el Moscatel Ochoa, el Moscato...¡Vamos, que casi me da a mí una lección de bebida navarra...! Pero al preguntarle si conocía el pacharán negó con la cabeza. Le intenté explicar (como buenamente pude) qué era y el sabor, pero el "pobrecito" no se aclaró.
Ya tenía decidido entonces el regalo, pero ¿cómo lo consigo? Aquí, que seguro que no han escuchado hablar nunca de pacharán. Mi primera reacción fue mirar en internet. "Seguro que puedo encontrar algun sitio que me lo envíen hasta casa" Pensé. Pero no lo encontré (no sé si por falta de habilidad cibernética o porque realmente no hay empresas que distribuyan pacharán en Alemania). Entonces recordé que mi tándem me habló de una tienda española llevada por portugueses (WTF?) en Berlín. Encontrar esto fue más fácil, así que con el S-Bahn me planté allí en un momentito. Una vez bajas del metro es muy sencillo encontrar la tienda debido a su "discreto" cartel.
Una vez encontrado intenté centrarme en mi misión: Comprar pacharán, pero la curiosidad pudo más que la misión.
La verdad que la tienda me decepcionó. Yo, que iba con la idea de que los recuerdos, los olores y las marcas conocidas me hiciesen casi llorar. Yo, que creía que ahí estaría esperándome el Colacao, los Rufinos y los meones (sí, esas gominolas rojas de un muñequito que mea). Y no. Pero ¿qué esperabas? si la tienda la llevan portugueses.
La tienda olía muy bien. A jamoncito, a queso curado y aceitunas. Tenía todo tipo de bebidas, y bastantes conservas. Pero, para los tiempos de globalización en los que estamos (en los que en cualquier super puedes encontrar ya de todo), me faltó un poco de esas pequeñas cositas que te hacen añorar más la tierra (vamos ¡que quería unos Rufinos!). Porque si Berlín tiene algo son supermercados, y ¡turcos! que, por raro que nos suene al principio, tienen una alimentación mucho más parecida a la nuestra, más mediterránea. En los turcos siempre encontraremos esas cosas que, a veces, son más difíciles encontrar en un supermercado alemán, como son los botes de legumbres, el (buen) pescado y las aceitunas.
Por eso digo que, para ser una tienda especializada española, le faltaban muchas cosas. Aunque bueno, no me quejo, ya que pacharán tenían (casi a doblón, pero tenían) . Y eso sí que no lo encuentras ni en un super ni en un turco.
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