El domingo Berlín nos ofreció otro de esos (maravillosos) días: sol y calor de primavera, acompañado de un poquito de brisa.
Y cuando el sol brilla, la ciudad se transforma. Porque hay que aprovecharlo, dicen. Porque no pasa todos los días. Aunque, en mi opinión, está haciendo bastante buen tiempo, bastantes días aprovechables, bastante solecito (del débil, pero solecito al fin y al cabo). Y quizás por ese miedo berlinés a la lluvia y al frío, los días soleados son tan agradecidos. Porque a nadie se le ocurre quedarse en casa y entonces las calles, las plazas y los parques se llenan de gente.
Nosotros no quisimos ser menos, y entre baile y baile en una fiesta de Soul, acordamos un pic-nic en Tempelhof para el domingo. "¡A las 2!" Remarcamos. Yo, que en mi casa no tenía comida como para llevar a un pic-nic, me hice un bocadillo y decidí ir un poquito más tarde. A las 3 llegaba al parque, y pasó más de media hora hasta que me crucé el parque y encontré a mi gente ¡Menudo tamaño el del parque! La "sorpresa" fue que, a pesar de llegar hora y media tarde, era la quinta en llegar a la cita. Españoles...
Pero a lo que vamos: Tempelhof es un aeropuerto de Berlín (hasta el momento había tres) que cerraron en 2008 ya que producía grandes pérdidas. Debido a la cercanía al centro de la ciudad no se podía ampliar, por lo que las pistas de aterrizaje no eran suficientemente grandes y apenas se utilizaba. En 2010 decidieron que tenían que aprovecharlo de alguna manera y lo volvieron a abrir al público, pero esta vez como el mayor parque de Berlín.
Supongo que ahora se entiende mejor el porqué tardé tanto en cruzar el parque ¡era un aeropuerto! Pero como todo tiene algo positivo, el entrar por el lado más alejado a mis amigos me permitió ver el parque, su "fauna", disfrutar de una paseo y echar unas fotos.
Las características del parque son fácilmente deducibles una vez sabes que es un antiguo aeropuerto: no hay árboles, por lo que no hay sombra, y el viento circula libremente (esto es algo que hay que tener en cuenta a la hora de elegir chaqueta).
En vez de verlo como algo negativo, los berlineses han sabido aprovechar ese viento y han convertido a Tempelhof en el parque ideal para hacer deporte y volar cometas. La imagen es chocante ya que cientos de cometas sobrevuelan el parque.
Pero una imagen vale más que mil palabras, así que os dejo las fotos.
Algo no muy extraño es ver cómo toman fotos que posiblemente salgan después en una revista o en un disco:
1 comentario:
Yeah! Gran parque el de tempelhof. Nosotros estabamos el domingo también y se estaba de perlas!
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