Pues nada chicos, ya puedo decir que me he desvirgado. Pero creo que ha sido violación. Todo pasó muy rápido, y sin consentimiento. "Por fin" tuve mi primera entrevista telefónica.
El miércoles recibí una llamada de un número alemán (a eso de las 11 de la mañana), y yo descolgué el teléfono pensando que sería de esa guardería española en la que podría dar clases a niños (pobre de mí). Cuando descolgué el teléfono empezó la catástrofe. Ya de principio casi no supe ni decir mi nombre. La costumbre alemana es descolgar el teléfono diciendo tu nombre, de esta forma el que llama ya sabe que ha marcado correctamente el número. Yo, por mi parte, contesté con un pobre "hallo", por lo que la chica al otro lado ya se notaba un poquito incómoda.
Después de aclararnos cada una con quién hablábamos, aunque tengo que decir que a mí no me quedó para nada claro la empresa de la que me llamaban (a pesar de hacerle repetirme el nombre), pasamos al tema serio.
- ¿Cuándo podríamos llevar a cabo una entrevista telefónica?
-¿Qué le parece mañana, a eso de las 11?- Me atreví a decir como aquella que tiene una agenda ocupadísima, aunque lo unico que quería era un poco de tiempo para prepararme un par de frases.
- ¿No le va bien ahora mismo?
Volví a repetirle que el día siguiente a la mañana sería perfecto, pero ella volvió a insistir:
- A ver señorita, no es que tenga nada mejor que hacer, pero lo que quiero es no quedar como una tonta delante de usted- Tenía que haberle dicho.
Aunque, por supuesto, me limité a contestar: "sí, por supuesto ¿por qué no?"
- Usted ha solicitado esta plaza en nuestra empresa ¿por qué? y ¿qué cree que nos puede ofrecer?
Puuuum! Soltó la bomba. Yo, que no le había entendido ni siquiera de que empresa me hablaba. Y volví a sentir esos sudores fríos al tener que hablar alemán, que desde que llegué a Berlín había dejado atrás.
Y sabiendo que ese trabajo no era para mí, por no estar totalmente cualificada (debido al alemán), intenté venderme, como pude. Expliqué mi situación, y mis cualidades (no os creáis, las resumí en la frase "no hablo perfecto el alemán, pero sé otros idiomas), lo cual pareció bastarle ya que su siguiente pregunta fue:
- ¿Estaría dispuesta a ir a Munich?
Ahora era el momento de aceptar TODAS las opciones que me ofreciesen.
- Por supuesto, claro que a partir de julio. Pero sin problemas.
Y así acabó la entrevista: enviando mi currículum, con mi carta de presentación y todo hacia Munich, ya que allí quizás sí que igual necesitan gente que "supiese otros idiomas".
Quizás, como dice mi hermano, y pensándolo fríamente, a esto no se le puede llamar un resultado tan desastroso.
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