Hasta el otro día, siempre había pensado que la calle Estafeta era la calle del encierro, aquella donde los toros, al tomar la curva, caían sin control provocando ese peligro y esas situaciones de tensión que hacen que tu piel se erice. Sin embargo, en estos dos meses que llevo viviendo en Pamplona he descubierto otra Estafeta. La Estafeta de los pinchos, de las cervecitas con los amigos y la Estafeta de la Beatriz. Los pinchos y sus juevinchos será, sin duda, mi próximo post, pero hoy, hoy quiero hablar de la Beatriz.
La historia comienza, como casi todo, por casualidad. ¡Sigue leyendo!
3 comentarios:
no te habra pagado beatriz ja ja como tu amigo a la fila ....es broma .....pero seguro que si beatriz lo lee le gustara un beso
La pinta la tiene estupenda, ya sabes...
algun dia nos traes para probar y dar nuestro visto bueno.
besos.
kat
Impresionante... Nunca hubiera pensado que no lo conocieras, pero me alegro mucho que tu estancia en Pamplona te haya llevado a descubrir semejantes delicias!! Ahora cuidado, que enganchan!!
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