De nuevo en la calle, Marrakech me invade. Los olores a especias, té, comida y convivencia inundan las calles. Calles tan estrechas que en muchas ocasiones impiden la circulación de los coches. Están al completo. Las personas deambulan de un lado al otro sólo interrumpidos por conductores de moto que rompen el mar de gente con sus pitidos premonitorios y sus velocidades inconscientes.
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1 comentario:
me gusta que hayas vuelto .viajo contigo y lo explicas muy claro ..animo ,no lo dejes
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