Creo que aquellos que seguís un poco el blog ya sabéis que tengo una predilección especial por el Mauerpark... Cada domingo, si no hay un plan mejor y alternativo, nos reunimos allí, para sentarnos un ratito, comentar la noche anterior (mientras observamos los diferentes niveles de modernos) y bailar un poco al ritmo de la música del karaoke.
Aunque cada domingo sea lo mismo, el Mauerpark siempre sorprende: Unos jóvenes venden botellas de cerveza, mientras unos pfaneros recogen las vacías. Un chico pasa ofreciéndonos magdalenas y nos dice pasar con ello todo el mes ("menos el alquiler" recalca). Un grupo de percusión toca una batucada, y a escasos 20 metros otro grupito de batucada pero mejor equipados caldea el ambiente. La gente se agolpa a su lado y baila con frenesí, como si nadie le mirase. Un conejo de casi dos metros aparece de pronto y se pone a bailar en el centro del grupo. Si llueve, la banda saca una tienda de campaña para proteger los instrumentos y sigue tocando. La gente, alguna protegida con paraguas, sigue bailando. Una pareja comienza a hacer equilibrios al puro estilo circense y la gente, tan acostumbrada a esto, ni siquiera les mira.
Sí señores, bienvenidos al Mauerpark.
1 comentario:
casi hay mas ambiente que cuando estuvimos ¿sera por la calor ?la verdad que se ha ganado una visita obligatoria ese parque un besico y hasta pronto que aqui os espera el paseo viejo bien chulo para daros la bienvenida
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